La relación entre el alcohol y la conducción de vehículos ha sido durante décadas objeto de atención y preocupación por parte de las autoridades y la sociedad en general. El consumo de alcohol, aunque es legal y socialmente aceptado, puede tener graves consecuencias cuando se combina con la conducción de un vehículo. En este artículo, abordaremos desde una perspectiva jurídica las implicancias de la alcoholemia en la comisión de delitos.

1. Definición de alcoholemia

La alcoholemia se refiere a la cantidad de alcohol presente en la sangre. Se mide en miligramos de alcohol por cada 100 mililitros de sangre (mg/100ml). Cada país, e incluso cada jurisdicción dentro de un país, puede tener diferentes límites legales para lo que se considera una tasa de alcoholemia prohibida al conducir.

2. Límites legales y sanciones

El límite legal de alcoholemia varía según las legislaciones. En muchos países, la tasa permitida ronda entre 0,2 y 0,8 mg/100ml, aunque puede variar dependiendo del tipo de conductor (novato, profesional, etc.). Superar este límite puede acarrear sanciones que varían desde multas económicas hasta la suspensión o retirada del permiso de conducir.

3. Delitos relacionados con la alcoholemia

  • Conducción bajo los efectos del alcohol: Conducir superando los límites de alcoholemia establecidos es un delito en sí mismo en muchas legislaciones. Las consecuencias varían según el grado de alcoholemia y las circunstancias del acto.
  • Accidentes bajo los efectos del alcohol: Si un conductor causa un accidente mientras supera el límite de alcoholemia, las sanciones suelen ser más graves. Esto puede incluir penas de prisión, especialmente si resultan lesiones graves o la muerte de terceros.

4. Defensa legal y agravantes

Un abogado especializado en delitos relacionados con alcoholemia sabe que existen aspectos técnicos y procedimentales que pueden influir en la defensa del acusado. Por ejemplo, la forma en que se realizó la prueba de alcoholemia o las circunstancias del arresto pueden ser cuestionables.

Sin embargo, existen agravantes como la reincidencia o la combinación con el consumo de drogas que pueden complicar la situación legal del acusado.

La alcoholemia y su relación con los delitos de tráfico es un tema complejo y multifacético. A pesar de las campañas de concientización, sigue siendo una de las principales causas de accidentes mortales en carretera. Desde una perspectiva legal, es esencial conocer los límites y las implicaciones de conducir bajo los efectos del alcohol, y en caso de enfrentarse a acusaciones, es crucial contar con una representación legal especializada.

Por lo tanto, se convierte en un delito el conducir embriagado, ya que no sólo pone en riesgo la integridad física de sí mismo, sino que además se ve gravemente quebrantada la salud de quienes le circundan en la carretera.

Regulación en el código penal

El delito de alcoholemia está regulado en el Código Penal, Titulo XVII (de los delitos contra la seguridad colectiva), Capitulo IV (delitos contra la seguridad vial), en sus artículos 379 a 385 ter, y que específicamente el artículo 379 en su segundo apartado, reza:

“Con las mismas penas será castigado el que condujere un vehículo de motor o ciclomotor bajo la influencia de drogas toxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o de bebidas alcohólicas. En todo caso será condenado con dichas penas el que condujere con una tasa de alcohol en aire espirado superior a 0.60 miligramos por litro con una tasa de alcohol en sangre superior a 1.2 gramos por litro”

De tal manera que lo establecido anteriormente indica que, aquel individuo que irrespete la norma, será penado, ya que pone en riesgo su vida y la vida de quienes circundan en carretera al estar bajo la influencia de sustancias que perjudican su sano juicio al momento de conducir.

¿Cuándo es un delito?

La alcoholemia será un delito o falta administrativa en función de la cantidad del alcohol en sangre, considerando incluso los síntomas que hayan provocado estos excesos en el conductor del vehículo.

Por tanto, la ley indica que se convierte en un delito de alcoholemia cuando el conductor supere los 0.6 miligramos por litro en aire espirado o 1.2 gramos por litro en sangre, siendo condenado por delito de alcoholemia contra la seguridad vial y de tráfico.

¿Cuáles son las sanciones?

Para este delito se establece una pena de prisión de 3 a 6 meses, pena de multa de 6 a 12 meses y pena de trabajos en beneficio de la comunidad de 31 a 90 días.

Si es por primera vez que ha sido detenido un individuo por cometer este delito, siempre que no haya lesiones ni victimas (como ejemplo, se puede citar un control rutinario de la Guardia Civil), puede ser solicitado por el Ministerio Fiscal, la pena de retirada del permiso de conducir y el pago de una multa.

Por tal razón es obligatorio someterse a las pruebas de alcoholemia (bien sea por aire o en sangre), ya que la resistencia a esta podría suponer la condena por un delito de desobediencia.

Día a día nos encontramos con casos de individuos que, por desconocimiento o imprudencia, se ven envueltos en situaciones legales complejas relacionadas con la alcoholemia. Cada caso es único y requiere un análisis detallado y una estrategia de defensa personalizada. Es vital contar con una asesoría jurídica experta que proteja tus derechos y te guíe a través del intrincado laberinto legal.

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